Papel en blanco

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31 Julio 2010.

Vimos una liebre jugando.
¿Dónde? Nos preguntaron.
Dijimos que en la guardería de los niños, con algo llamado ''lego''.
Creó una montaña.
¿La liebre? Nos preguntaron.
Dijimos que una persona a estas alturas no podía haberlo hecho, que la ilusión se desvanecía y ahora sólo la conservaban los animales. No nos creyeron, nos tomaron por locos, ellos aún creen que las personas siguen siendo ingenuas, que son buenas, y están cometiendo un error. Nosotros, en cambio, nos reímos, como nunca lo habíamos hecho. Porque sí, era una liebre y estaba jugando, además de que posiblemente estuviera disfrutando más que un niño con una piruleta, nosotros lo vimos.
Ellos sí que eran incrédulos, contradictorios,pensaban que no podía haber una liebre jugando pero sí personas con ilusión. Punto Final.
Volvieron a replicarnos, porque decían de ser esas personas con ilusión. Nos reímos, eran personaas con ilusión que no veían liebres jugando. Volvimos a reír, nos miraron fijamente. No, definitivamente ellos no eran de esas personas, sus miradas no eran ingenuas, querían alggo de nosotros, hacía tiempo que nos buscaban. Nosotros éramos personas con esa ilusión que la fuimos abandonando, mas todavía lo éramos. Y nos capturaron, esas denominadas personas, ellos.


Un 28 de agosto.

*
Dicen, que las despedidas nunca fueron buenas y pienso que lo único que acontecen son cambios, echar de menos (o no), nuevas adaptaciones, y muchos muchos recuerdos.
Después de mucho tiempo pensando cómo dedicarle un texto, un párrafo, unas palabras a ese día, ha llegado el momento de escribir, aun sin tener muy claras las ideas. Plasmar detalles como lo son esas miradas que dicen que no te separes de mí, que no, aún no puede ser porque es demasiado pronto y va a empezar septiembre, teníamos que haberlo empezado juntas... pero no.
Miradas que no se olvidan, imposibles de rememorar por su valor único, por ser sinceras. Algunas susurraban palabras al oído, mucho echar de menos aunque estuvieran juntos pues ya sabían que significaba separarse. Más te quieros enredados, dados con especial énfasis. Miradas, que se convertían en gestos, que se mantenían en la línea de la complicidad, en lamentos entre dos, en sorpresas de sentimientos enjaulados. Miradas furtivas a pie de playa, buscando respuestas, buscando quizás algo que ya sabían que existía y deseaban borrar, y dejar atrás, como si no vieran nada, como ojos que no ven, corazón que no siente. A pesar de que los corazones, siguieran sintiendo separados, pues hay historias intensas que no dejan de latir, que sus huellas marcaron más que un período largo de acomodamiento. Miradas especiales que recordaría, miradas inofensivas que derrocharían lágrimas, más tarde, al final de la noche, al final de todo, cuando llegara el último momento de esa historia de cinco que habían creado. Porque hay historias cortas que marcan más que las que duran años por simple conformismo. Miradas llenas de egoísmo, que estaban por estar, porque no había nada mejor que hacer esa noche. Miradas que confesaban, que estaban enjauladas y tenían que salir de esa bola de cristal a prueba de balas, que poco a poco, habían comenzado a sentir el aire en sus pupilas y ya conocían el final que habían elegido, no sin equivocarse, pues algunas ya veían el camino torcido que habían preferido, lo fácil, sin saber que la competición, la preserveración por lo difícil, por lo que verdaderamente se quiere, da mucho más de sí, hay miradas que por ello se sienten realizadas, porque después de mucho, lo lograron y dirigen sus iris al cielo, demostrándole, que ya están en su propio limbo. Otras, miradas perdidas cual náufrago en una isla desierta, en un mar sin esperanzas, conociendo sólo que les quedaba mucho más en aquella playa, mucho más que un insignificante 28 de agosto. La mayoría rebosaba sinceridad, pero muchas más tenían incrustada la hipocresía de un mundo hecho para ellas, donde iban a arrasar con todo lo que tuvieran por delante, sin mirar si se trataba de una dulce piruleta o de una colilla pisoteada. Miradas que aprendieron a mentir, otras decían mucho más sin saberlo, aunque quizás no quisieran verlo pero sí tenían constancia de ello, de que sus murmullos se dirigían hacia los ojos de su receptor, donde sellaban la paz, con ojos cerrados, con miradas mudas. Miradas con temor, por ser incapaces de retener el tiempo, por sentirse impotentes al pretender coger un pedacito de ese día, de esa noche, de esa luna y repartirlo durante todo el año, y así sucesivamente. Miradas que deseaban aprender por sí mismas, a caminar, de una mano simplemente, y ver que merece la pena, tomarse un helado a la vera de la arena, junto a unas pequeñas miradas impacientes que jugaban a intercambiarse sabores; aprender a darle el justo valor a las situaciones, a cada mirada que se sucede, que no hay vuelta atrás en ese mundo, y cada mirada tiene un momento, porque llega otro, y otras miradas, que relucen más, y se llevan lo que otras dejaron libre, por tener un miedo innecesario a la incertidumbre, por no correr el riesgo y mantenerse con lo que ya poseían, sin innovar.
Miradas que se repetirían, ensoñaciones de una noche de verano, que clavaban la bandera de la libertad, de unas esposas que se soltaban para dejar volar miradas cuyo deseo, cuyas ansias, eran ver más allá, descubrir, y volar entre ojos de grandes personas, en un primer momento, desconocidas.
Miradas que dijeron su adiós, y otras, su hasta luego.

*

Esbozos de un alma hecha a trazos VIII.

Siempre un verano lleno de recuerdos, que se va tan rápido como la brisa del viento, como la llama de una vela que se apaga al encontrarse con la rasca. Un agosto lleno de sentimientos, de un viaje al extranjero y amigos. Esos amigos que estaban esperando el momento para decir la palabra adecuada, una mañana en la playa. Y las noches que quedaran.

9Octubre2010.

Para ser feliz.


Se requiere un largo esfuerzo de holas y hasta luegos, sumándole grandes cantidades industriales de chocolate y tardes enteras en un césped muy pisado por pequeños andantes que crecerán, en el que ahora se puede compartir una conversación, o tal vez dos con aquellas personas cercanas.
Además, la brisa del mar en verano, acompañada de un helado y unas risas, es perfecto.
Pero, lo mejor de todo, porque eso es lo de menos, son las cosas materiales, pero no cualquiera, es despertar un día y ver que se necesita ir a comprar, llegar a la tienda y que ésta no tenga lo que se pretendía adquirir lo cual hace un cambio de planes yendo a visitar a una personita, de esas cercanas que le ha dado por pintar con purpurina y deja su marca en el poco escote que permite una camiseta roja de tirantes. Después, un hasta luego porque hay prisa, y más adelante se encuentra un gran taller, oh, mamá está allí, hay que verla, queda poco y no estará mucho más cerca. Lejos.
Y por ese lejos coge materiales, esos que se necesitan para comenzar una vida nueva, esos que dan la felicidad de un principio de curso increíblemente amargante, aburrido, pero no al principio. Nuevo todo, ¿quién no lo quiere?
Aceptar nunca fue difícil, mejor que dar y regalar, nunca hay comeduras de cabeza antes, y todos los materiales son bien recibidos, cinco de nata.¿Perdona? Sí, cinco gomas de nata, más doce lápices normales, dos cajas de clips unos de colores, los otros grandes, grapas, otra caja también. Subrayadores. Pintar las palabras en negro de colores, tres serán azules, dos verdes, una rosa, otra naranja y la última, amarilla. Como... los coches esos con los que hay que dar al que se encuentre al lado mientras se grita '¡coche amarillo!'. Y unos Cd's que acompañen la vida con esa música tan exquisita. Añadiéndole un block de notas, para apuntar todo lo que se tiene y el grado más infinito de la felicidad.
Todo indica que un Madrid se acerca, una vida nueva, un curso nuevo. ¿A quién no le encanta?
Nada más que pedir, sólo olvidaba los abrazos.

Feeling.

A veces se siente.
Una vez un personajillo grito un lo siento.
Otra vez alguien lo siguio con un te quiero.
Una muchacha lloraba y sentia que tenia frio.
Una chica no muy grande la acompa
ñaba y ya no se sintio sola.
Un lagarto trataba de esconderse entre la hierba y sentia que nadie le iba a encontrar.
Las personas con frio sienten mas que las personas frias.
El cari
ño es necesario, un abrazo dice mas que cualquier otra cosa, desde desesperacion hasta alegria y rencor.
Coger una mano es un acto de garantia y seguridad, ellas caminan y nadie llora, ahora estan juntas.
El arrepentido pudo saborear el agrio sabor de la decepcion y tambien disfrutar de una reconciliacion.
Porque los mimos regalados valen mas que cualquier otra cosa que pueda ser robada. Y un abrazo robado vale mas que uno por compromiso. Que el cari
ño se va perdiendo, que cada vez hay menos gente que dice lo que siente, que cada vez, tenemos que sentir mas.

Echar de menos, se llama.

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