Papel en blanco

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Letras borrachas.


Sintonizaba la misma emisora al volver de madrugada. Se quedaba tumbada en la cama, atenta a esas melodías como si cada palabra estuviera dedicada y, delicadamente, cuando era el turno de una canción con la que se sentía identificada, apagaba la radio y, automáticamente, encendía el portátil. Entonces, a las seis de la mañana elegía su propia música, aleatoriamente. Las letras hacían que se evadiera de todo y todos, pero no desconectaba, y comenzaba a pensar cómo escribir algo que le resultara indiferente. Una tarea realmente imposible, se decía entre dientes. Alguna que otra noche, al volver de madrugada, también se conectaba, con intención de descubrir qué decía el mundo, qué ocurría a dichas horas: la gente llegaba borracha a casa. Era divertido, luego no se acordarían, pero ella lo recordaba todo, hasta lo que desaría olvidar con todas sus fuerzas. Y eso que, alguna que otra vez, ella también había vuelto ebria, y ni siquiera así olvidaba, aunque ella no bebía por olvidar, ya sabía que no funcionaba. Al parecer, una noche, a las 4am, sintonizó la emisora, como siempre hacía, pero esta vez fue diferente, había alguien que captaba la misma frecuencia. Desconcertados, se comunicaron por curiosidad. Y efectivamente, comprobaron que captaban la misma frecuencia, que se encontraban en la misma onda, y era cuanto menos curioso. De vez en cuando había encendido el portátil para ver qué decía el mundo, pero, desde ese momento lo encendía con tal de intercambiar palabras, delirios en una madrugada, que son difíciles de compartir, y más aún comprender. Se dieron cuenta de que vivían en una realidad parecida, y era tremendamente complicado buscar, para luego encontrar, esa sintonía de nuevo. Una emisora que no iban a permitir que se desconectara. A veces sólo bastaba que una palabra fuera escrita, con letras borrosas, para que el recuerdo no se borrara. Más tarde, las manos tenían que bailar, y los dedos descoordinados, marcarían el paso por el teclado, y la ventanita en blanco se transformaría en entendimiento. Ella se alegraba y dedicaba algunas letras de más, que sabía perfectamente, que eran insuficientes, pero, que sería un comienzo, iniciado por una D. Y se iba a dormir.

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