Papel en blanco

Open 24 hours

Andes donde andes, I'll stand by you.


Encontrar señales de arena que indican un camino a seguir. Romper las cadenas y permitir que el oleaje disperse las huellas. Desconocer la ruta, y seguir adelante. Como en la vida misma, como aquellas paredes que van cambiando, pero siemrpe serán cuatro. Cuatro paredes de una habitación, que a veces son verdes, azules, amarillas, rojas, lilas, blancas. Y otras grises, aunque de éstas hay menos. Cuatro paredes que acaban siendo las mismas en cualquier parte, porque en cada parte, existe un pedacito que sabe trasladarnos a casa. Una casa que no se ha construido especialmente para nosotros, por la que ya han pasado varias generaciones, aun así, parece que nos ha esperado, desde siempre. La vida, que se encuentra entre varios tabiques, entre muros pintados y reformados, nos invita a salir de ellos, a hacer nuestro todo lo que hay fuera. Que hay mucho. Y regalar suspiros, para encontrar corazones, y después de unas horas, volver a encontrarse, porque quieren, porque disfrutan juntos. Andar sin buscar. Hallando así lo más buscado. Encontrando cobijo, en cualquier lugar, donde lo más valioso está entre paredes. Son pedacitos de historias, de vidas, de lazos que se entrelazan y crean nudos inquebrantables, de muestras de aprecio que quedan en el contacto humano. Paredes, que sean las que sean, vayas donde vayas, serán todas como una casa. Una casa en todas partes, en cualquier lugar, en el campo o en el mar, en el norte o en el sur, en el sur del centro, o más allá al oeste. Porque hay veces, que pertenecemos a ningún lugar, pero en días como este, pertenecemos al mundo, donde haya un corazón que nos invite a quedarnos.

0 apreciaciones:

Publicar un comentario

Ĭ