Papel en blanco

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Un Peter Pan escondido.



Detrás de ese muro de cristal que se encontraba justo en frente de mí, había un algo inquieto cuyos pensamientos eran una melodía y provocaban cierto murmullo alrededor. No sabía de qué se trataba con exactitud pero era pequeñito, de eso estaba totalmente segura. Quería verlo, de cerca.
De repente, la melodía armoniosa se iba volviendo frustrante, se convirtió en un ruido chirriante. Atenta, observando, encontré una minúscula fractura en el cristal por la cual el sonido se traspasaba llegando a mi cabeza. Ahora, de nuevo volvían esos pensamientos, pero esta vez en forma de risas, divertido.
-Si tu veux, tu peux passer parce que je te donnerai l’invitation.
Desconcentrada no supe comprender a qué se refería, sólo me fijé en su dulce voz acogedora que me invitaba a entrar, a seguirle, con una sonrisa.
Para mi sorpresa, aquello era lo más similar a una emboscada, era una sala aún más minúscula, seguía escuchando tan sólo el susurro… Había desaparecido, era tan pequeño que podría estar en cualquier lado y en ninguno, a la vez.
Se había escondido, de eso también estaba segura.

Una pared se encendió, apareciendo mi propio rostro en ella, me asusté. De nuevo comenzó aquella voz, a cautivar la sala poco a poco y llevándome consigo hacia la calma, inconscientemente.
Poco a poco la visión antes perturbada se iba aclarando, creía verle y parecía un espectro pero ahora se acercaba y ya tomaba consciencia de que ese personajillo estaba a mi lado, su voz apaciguada me transmitía una nueva sensación, un porqué se había escondido anteriormente. Esa sensación era miedo, miedo sobre la incertidumbre de lo que podría ocurrir en un futuro, incluso en un presente…
Sin embargo, se atrevió a mencionar su nombre, Peter Pan.
Se trataba de un PeterPan perdido que buscando el país de Nunca Jamás había quedado retenido aquí, en este mundo en el que el crecimiento es ley de vida, algo inevitable. Él me hablaba de sus experiencias, sus ilusiones y no eran tan dispares de las mías, que a pesar de haberse quedado aquí su mente seguía casi intacta como la de un niño con la diferencia de que era mayor por su apariencia y por los hechos vividos. Esto hacía de él una persona que sabía bastante sobre todo y sobre muchos. Especial, sin duda.
Atento al detalle, bastante coherente, la curiosidad le acompañaba , además, aunque al principio fuera algo imperceptible un aura de fuerza interior le envolvía.
Quizás no se hubiera dado cuenta, todavía.

Me limitaba a escucharle, tenía razones y motivos suficientes para tener ese punto de vista respecto a la vida, siempre llega un momento en el que no se ve nada más que un túnel interminable, un laberinto.

Entonces yo añadí otro dato importante, el equilibrio es difícil de obtener, pero no tan complicado es que una ráfaga buena te cubra… aunque no ocurra siempre cuando es más necesaria… Es inesperada.
Como Peter Pan escondido, como tú, como todos.
Quisiera ver el rastro de fantasía de todos, después de todo es lo que queda. Pero no me dio tiempo suficiente a quedarme, tuve que volver, la puerta se iba a cerrar. Lo siento, -murmullé.

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