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Esbozos de un alma hecha a trazos VI.

Una nueva canción del verano sonaba mientras dos ojos se encontraban, a la vez que esos corazones veían más allá, durante unas horas. Un abrazo que murmullaba que no te fueras, que acabó en un no te volveré a ver, y se acabó. Volvió a cerrar la puerta, de nuevo, parecía seguir teniendo miedo. Y ella sabía que lo tenía. Y mucho, de nuevo.

19Julio2010

Esbozos de un alma hecha a trazos V.

Tras la primavera apareció el verano y así esos cambios se vieron dibujados. Una sonrisa en cada cara, y dos, cuatro, seis, ocho manos unidas en una imagen que no se volvería a repetir muy a menudo. Ningún te quiero fue dicho, no era necesario. El corazón seguía helado...

18.o7.2o1o

Día y noche.


A altas horas de la madrugada, el pensar era una tarea agotadora, no salían palabras, no sentía emociones, estaba demasiado vacío todo sin vida. Tan sólo eran perceptibles esas luces de las farolas dispuestas a alumbrar la calle hasta el amanecer, como cada noche hacían al ser activadas. Una vez un niño preguntó de quiénes eran esas ideas, quién era capaz de tener tantas ideas por la madrugada, él seguía pensando que las bombillas y la luz que emerge de ellas son producto de la mente de una persona que ha tenido una buena idea, pequeño iluso que veía la televisión. Nadie fue capaz en ese momento, ni tan siquiera sus padres, de negarle su incisión, algo tan lúcido a esa edad puesto que se decepcionaría al salir, al ver que el mundo no era ese de las maravillas que él estaba esperando tras ver esa película titulada Alicia, que un gato de sonrisa extremadamente vistosa no iba a ayudarle y se daría cuenta de ello cuando fuera creciendo, querían dejarle de mientras con su ilusión.
A las afueras de la casa, el cielo estaba completamente oscuro, sólo algunas estrellas relucían más que sus compañeras y tenía la intención de apoyar mi cuerpo en la barandilla, como si estuviera esperando a alguien importante que apareciera de repente llevándome consigo… Aun así no lo hice, lo dejé en cosas de sueños, o de cuentos de hadas que sólo suceden a las princesas Disney o en películas en las que la chica poco agraciada consigue el amor de su vida, un joven apuesto y con dinero, toda una maravilla envidiable.
Esta noche parece eterna, las horas transcurren lentamente, los segundos más y el calor del cuerpo va desapareciendo tras esa ráfaga de aire frío que inunda mi alma. Una noche más de insomnio que añadir a la lista, confusión y desesperación, incertidumbre mezclada con esperanza, de la que quedan restos en mi ánimo al saber que aunque pensar duela, hay algo que sigue diciéndome ‘vente arriba, sabes que abajo no es tu lugar, tienes que brillar de la forma que se te permita’ pues eres especial, siéntete como tal.
Entonces vuelvo a caer en la tentación de imaginar cómo sería un mundo sin gente corrupta, completamente utópico y atípico, diferente, extraño, algo que no conseguiría jamás. Y entonces concluyo que las personas relevantes son poquitas, que de un millón como máximo habrá cien que merezcan la pena y además hagan sentirme bien conmigo misma incluso ya que a veces no soy capaz de hacerlo yo sola, una pequeña ayuda a veces es suficiente además de poder llegar a significar demasiado, un número: uno, vale incluso.
Sigo dándole vueltas a las ideas que se cruzan en mi mente, tal vez podría decirle a aquel chiquitín que todas esas luces las he encendido sin ayuda, todas mis ideas brotaban rápidamente… pero tampoco podría mentirle. Helado ahora no es necesario, la inquietud no me deja, la presión se mantiene, váyase por favor.
Y es que el miedo, como todos dicen, es el mayor enemigo el cual está conmigo ahora, y yo demasiado vulnerable para vencerle, te prometo que lo haré, de momento, protégeme de mis propios pensamientos, en una noche de verano.



Ele.

No sale, nada.
Tratando de buscar esa musa llamada inspiración, en cualquier acera, en cualquier habitación. ¿Desapareció? Sigo la línea del ‘no siento nada’ así es mejor. Miento. Luego te miro, con la esperanza de que confíes en mi falsa mirada que te confirme lo que he dicho con palabras. A lo mejor no estás lo suficientemente convencida, pero amiga, te toca creerme.
Bajas la cabeza, queriéndome dar la razón, aquella que sabes que es imaginaria. Y yo la acepto, qué menos, mi orgullo me dice que no rectifique, ya está, a estas alturas no se da un paso atrás.
Ahora pienso, me dijiste que pensar es malo, incluso yo lo sabía, pero es inevitable. El raciocinio humano me ata, corta la cuerda, abre paso a la irracionalidad, a pesar de que pueda ser peligroso el riesgo es algo que me encanta y lo sabes, aunque a veces prefiera no arriesgar, que surja solo… Tú me entiendes, siempre. Y es que la C dice mucho, la L también.
El idioma de las palabras es complicado más aún cuando la expresión es mínima, que me conoces, y esa es mi vida, sin expresión, nada.
Igual que los sentimientos, no son nada, ahora no. Antes, tampoco.
La rareza te une a mí, nos une, somos como hermanas, eres mi gemela, te lo recuerdo. Tú serías mi alma gemela.
Complicaciones que me pasan, a ti también, y es que te revolotean ideas por esa pequeña inteligente mente, las mías y las tuyas, todo.
Porque no te lo quiero decir, que cuando se dice la magia se rompe, que tú eres esas cuatro niñas, y yo al igual que tú también lo soy.
Perdóname, porque lo siento mucho, pero he de decir: Tú eres mi mejor amiga. Te quiero, lo sabes.
Finito. Punto y aparte. Sigamos nuestro camino. Juntas.

Egocentrismo.



Desperté y vi el mundo, que estaba a mis pies. El sol reflejaba mi nombre, las nubes me abrían paso. Y miré a mi alrededor, pensé.
Aquella pequeña silueta deberá ser una niña, acerté, niña con piruleta incluida, quiero ser ella. Ya lo fui.
Personas que caminaban solas por las calles, por ese paseo al lado del carril bici, unas aisladas del mundo con su música. Quiero ser ellas.
A la vez, grupos de amigos caminaban juntos riendo, haciendo tonterías, divirtiéndose, sin destino fijo. Me gustaría agregarme, lo quiero también, formar parte de algo, sentirte bien… Y en el parque, de nuevo abundan pequeños niños con sus padres, abuelos, ellos a su aire, quitándose el columpio, tratando de subir a la red. Querría volver atrás, también.
En el césped, en un claro, se encuentran parejas tumbadas, pasando el rato, en compañía y con ternura. Querría ser ella, transformarme en ese sentimiento, el cariño. Algo que también he tenido.
Más allá, por encima de los árboles se ve parte de las casas, ventanas abiertas que dejan pasar la luz del sol, quisiera ser como ellos igual de grandes pero… desde aquí también lo veo todo, no necesito más. Tras una ventana, en una casa se puede observar la cocina y un hombre experimentando (tiene la cocina llena de harina), intentando crear una buena merienda, toda una sorpresa. Yo también quiero, ser esa sorpresa que endulce a los niños, y que asombre a la persona más bella que exista.
Un gatito, un arisco gatito, pasa por la ventana saltando al muro de la casa de enfrente, saliendo a la calle, a su mundo en busca de algo de comer, quizás diversión o la compañía de otros de su especie. A veces me gustaría poder convertirme en otra clase de animal, ver otra vida diferente, creer que no sólo esta vida es la buena… Quiero todo lo de los demás.
El gato se dirige a la playa, está extremadamente cerca, el mar. Ese mar que vislumbra familias pasando un domingo de playa, desde los más peques disfrutando del agua y de sus cubos y palas jugando con la arena entre sus manos, hasta aquellos padres y aquellas madres que se distraen del duro trabajo semanal, un día de descanso. El mar tiene suerte, demasiada suerte porque por él pasan cosas muy variadas, puede ser el cómplice de miradas de las que empiezan a brotar chispas, de abrazos de despedidas, de comienzos y finales… Además, las huellas marcadas en la arena son borradas por él, por su insaciable ansia de ser el controlador de muchas cosas, de alegrías, de enfados, de esos ‘no te volveré a ver nunca más’, pero que duelen y nadie espera que sean verdad, que queden olvidados que el mar se los lleve con su oleaje… Y es que querría tener tanto como él.
Miraba, seguía mirando, percatándome de los detalles, dos personas se ignoraban a pesar de que sus miradas transmitían más bien enemistad, otras dos intercambiaban secretos en un papel que quedaba atrapado en la papelera, otras tantas sonreían, otras sollozaban, otras consolaban a las desconsoladas… Querría tener el control, de todo, y capturar cada instante. Conseguir lo imposible.
Pero… ¿Sabes qué?
Al despertarme descubrí, que ya fui aquella pequeña criatura la cual creció y sintió, experimentó, avanzó, y tuvo esas sensaciones, buenas y malas, todas.
Ahora, lo tengo todo. Además de quererlo todo, de nuevo.
Soy una pequeña persona, importante no para todo el mundo, sí para la mayoría que considero relevante, puedo tener esa piruleta que deseo, el dinero la compra y últimamente todo el mundo tiene dinero, creceré y seré mayor, pasaré por todo… aunque en este mismo momento no pueda, lo tendré.
Y, seré esa sonrisa que aparece tras una sorpresa, yo seré esa propia sorpresa para alguien, para todos los que importan, y dibujaré rostros fugaces y felices, sobretodo felices. Además, esa mirada, esa ternura, conseguiré ser la única, lo sabes, seré esa persona que todos desean, hoy lo soy, desperté siéndolo… Y era un sueño.
Un sueño de los que se hacen realidad, que no son imposibles, que depende de mí, que soy ella, que lo sabes, que no miento, que el mundo se agota, la noche se acaba, los aparatos se estropean y se cambian, las conversaciones se finalizan, llegas a casa, miras a tu alrededor, no hay nada, yo sigo ahí, quiéreme, no hace falta que lo hagas, ya lo hago yo, puedo hacer mucho, y tú por mí, pero no te preocupes que no hace falta, que preocuparse no es bueno, que vivas, que yo lo haré no me importará, la vida mejorará, lo sé, yo haré que mejore, hoy puedo con todo, y mañana… ya veremos que también, que mañana me levantaré, con el pie derecho no, con el izquierdo y siendo martes, día trece, no catorce de febrero, esos no existen no son importantes, yo sí. No es necesario que animes, que te compadezcas, hoy no, y como he dicho, mañana, tampoco.

Un Economista.

Para una persona economista.

Dos más dos son cuatro.
Ocho por ocho son sesenta y cuatro.
El doble de diez es veinte.
Si todos los números con muchos ceros se suman, dan lugar a grandes cantidades que se pueden o no, conseguir. Las empresas obtienen muchos beneficios de esos, bien lo dejó claro el curso de economía pasado, sí, y ya terminado, por fin.
Como es de esperar, se me hace complicado dirigirme a usted, no sé si preferiblemente es mejor con respeto o con sorna, ya que alguna confianza hay.
No voy a alabarle, ni halagarle, no lo merece y no soy quien vaya a tratar de adularle.
Tan sólo, me limitaré a describirle, lo que veo tras de sí, lo que muestra, sin más. Al no ser tan precisa no podré adivinar completamente si miente, ha mentido o no.
Será algo que no juzgaré, de momento.
Mi juicio comienza desde hace poco tiempo, recordará, un bonito día de concierto en el cual las casualidades influyeron, sígame, por favor. Ya que sabe el resto de la historia, añadiré que otra coincidencia fue una página de Internet en común. Lo sabe.
La sorpresa comenzó cuando las personas comienzan a descubrirse, algo curioso.
Y allá está, usted.
Un animal llamado ser humano con raciocinio, el suficiente para estudiar economía y el mínimo para permitirse el lujo de divagar y dar paso a los delirios. Esos delirios propios de las noches que después de un día agotador te llevan a descansar y pasar un rato de pérdida de tiempo frente a la pantalla del ordenador.
Las conversaciones a esas horas no eran normales, no podían serlo. Tampoco es que a otras horas fueran diferentes, había de todo.
Unas sinceras palabras brotaban de la mente y eran trasladadas a la realidad virtual, simplemente, sin objeto de ser precedidas por premios o galardones, nada.
Amistad, dícese de aquella palabra que incluye a más de un individuo que comparten entre sí vivencias, llamémoslo así. Y no era amistad. Un mero interés hacia una persona nueva, eso sí. A día de hoy, 20-06-2010, se ha transformado ese interés.
Prosigo con el ser humano, esa persona inteligente y poco responsable, mayor pero a la vez todo un chaval (aparentaba menos de 20, decían), con una mente cuya mayoría de pensamientos compartía y yo estaba de acuerdo.
Original para su posición, ¿quién sino iba a darle importancia a una niña más? Sin duda, alguien que, según esas apariencias de tipo duro y chiquitito pero no tan matón, tenía un corazoncito en el fondo, y dulce, cabe añadir.
Un guardaespaldas necesario de momento, un guía excepcional, y una persona con una gran paciencia. Se reía, no esperaba que una adolescente chiquitita pudiera ocasionarle tantos problemas, bromeara con él y un poco más en serio le comentara que querría aprender guitarra, seguramente esa paciencia se desvanecería. Aún no.
Después de algún par de meses, de algunos intentos fallidos de visita y de informaciones varias además de un boli enviado directamente que sigue con vida, llega el final y el comienzo.
En esos momentos te mostraste como algo que se llama amigo, nadie esperaría esa preocupación por tu parte y esas palabras tuyas que me dirigían sin excusas a comerme el mundo, entero, este y otro más. Gracias.
Piromanías y risas esperan, inquietantes, unos días, tan sólo unos días ya.
Permaneces ahí, parece que no te has ido, que vas a seguir ahí, gracias.

18 Junio 2010


Para ti.

Tarde, con meses de retraso pero aquí estoy, enfrentándome de nuevo a mi fallida tarea de conseguir esas palabras que te emocionen, que te motiven tanto como cuando tú no puedes esperar esa espera siempre tan lenta, y haces ver la importancia de mi pequeña persona en tu mundo.
Hay demasiadas dificultades aun así, trataré de inventar un idioma nuevo, lee entre líneas, no leas palabras pues éstas son puramente insuficientes.
Busca el significado de un te echo de menos, de un te quiero ver ya, en miradas. O, por otro lado, en esos gestos de los que te reías y que en un momento ya son característicos. Recuérdalos.
Esa importancia tonta hacia los exámenes, cuando lo más importante ya se ha conseguido, esas llamadas a cualquier hora del día permitidas durante años que se dice rápido, sin embargo, es mucho más.
Un a lo mejor iré para allá, después se ve más cercano y tras supuestos ‘engaños’ según tú, no tomas conciencia de que el tiempo pasa, de hecho, ya ha pasado. Y mucho.
Las noches detrás de la pantalla, que se intercambiaron por mañanas, y tardes y días, que ahora parecen haber desaparecido, en el fondo, van más allá. Al contacto físico, a tenerte cerca, de nuevo.
La voz llega a través de ondas, es reconfortante aun así no es lo mismo, nunca es lo mismo. La tecnología avanza, yo, prefiero quedarme atrás, en el calor humano infravalorado.
Y una vez más, las palabras se quedan sin sentido, espero que sepas darle vida, porque la hay y tú lo sabes, ve buscando el horizonte que dibuje mi rostro mientras descifras cuán difícil es escribir, escribir sobre la importancia de alguien a quien se aprecia demasiado.
Repito, no leas un te quiero escrito, tan sólo observa cuánto espacio hay para ti dentro del corazón que se sitúa en mi cuerpo.
Y qué difícil es sentir el horror porque la amistad se acabe ya… si tan sólo ha de comenzar.


11.11.11


Espacio.
Demasiada distancia.
Silencio.

La lejanía me impide escuchar esos mensajes que tratabas de transmitirme. Esos susurros que quedaban en nada y luego volvían por la noche y retumbaban en mi cabeza perturbándome el sueño y llegando a mis pensamientos. Pero, después de todo, sigo sin descifrarlos, sin saber si alguna vez quisiste decirme algo, o, quizás sólo debía reconocer el eco de tus palabras queriendo decir adiós, sin más.

Vacío.
Susurros.

Esa despedida que no quiso ser pronunciada ni escuchada, y mucho menos, presenciada... Aún así persiste el recuerdo pero, me permitiré el lujo de añadir que su persistencia será poco duradera, pues se hará todo lo que sea posible para que quede en el olvido que sólo se sepa que se ha vivido pero sin importar en el presente y así no forme parte del presente.
Tú y yo. Aire. Nada.

El tiempo ganó la batalla, como siempre, y una vez más.
Promesas, perdona ¿de qué hablabas?.


~~

Y sí, cabe añadir que eso fue lo mejor.
Ráfagas de viento que aproximan tus susurros, algo que ya no puedo escuchar.

20.20.20
Ĭ