Papel en blanco

Open 24 hours

Vuela, pero no vuelvas

¡Eh! Sí, tú. Querida cara bonita, gírate. Mírame a los ojos. ¿Te preguntas qué sucede? No, no pongas esa cara de ingenua. Ayer te dejaste la memoria olvidada. Quise recuperarla, pero pensé que no debía dar tanto por ella, había una barrera de fuego que traspasar y no me encontraba por la labor. Perdóname, pero tienes que entenderlo. No, no digas nada. Sé que no te importa lo más mínimo, que si lo hiciste, fue porque ahora no querrías saber ni tan siquiera mi nombre, ni el de nadie más. Ni el tuyo. Y eso me sorprende, ningún sábado te había visto hacerlo. ¿Qué pasó? Vale, espera, no tienes que contestar. Tus ojos ya están diciendo que no te apetece mencionar el tema. Estaba preocupado. Por no decir, que decepcionado y enfadado. Imagino, que como tu memoria, todo queda atrás. Te dejaré distraerme de vez en cuando, pero no te pienses más, sólo eso. Podremos dormir. Sólo eso. Y tú podrás soñar tranquila. Sé que no puedes hacerlo si duermes sola, y, prefiero estar seguro de que los fantasmas de tus pesadillas quedarán fuera. También olvidados, como muchas personas más. Eh, tranquila, sí, me quedaré, sólo por las noches, pero me quedaré. No te inquietes, lo estás logrando. Poco a poco, ya sabes, todo poco a poco. 

Hablemos de miedo.


El pánico a las alturas. Ese que se siente cuando estás a punto de tirarte al vacío, a un precipicio. Justo antes de tomar una decisión. El que aparece cuando existen los dependes. Depender de, el peor de todos. De personas, de esas bipolares. De esas que necesitan mimos. Miedo de no dárselos. Miedo de darles demasiado. Miedo de dejar atrás, de olvidar, de que te aparten de su camino, del rechazo en sus rostros. Miedo a la propia incertidumbre, a la aventura. Ojalá nos reencontremos, y no volvamos a sentirlo hasta que uno de los tres desaparezca por esa puerta. Lástima, él se quedará con nosotros, en nuestras sombras. En todas nuestras noches. Y brotará de nuestras mentes, inesperadamente, haciéndonos sentir verdadero pavor. Te atormentará hasta que lo superes. Ese miedo al agua, por no saber nadar. Perderte en un mundo, en el que no te enseñaron a vivir. Miedo a los cambios. A decepcionar. A irte sin regresar jamás. A sentir. Sentir el agua en cada poro de tu piel. Sentir que la vida te lleva a los pequeños placeres. Sentir que te traicionarán. Ese miedo que nunca se irá. Hay que tener cuidado, y alejarse de las necesidades. Aún más cuando estas necesidades se conviertan en nombres de personas. Y miedo, de caer en los vicios. Miedo. Palabra de dos sílabas. Cinco letras. Tres vocales. Dos consonantes. Un sustantivo más. Una palabra difícil de definir. Demasiado fácil de sentir. Miedo a ser mordido. Miedo de depender, de depender de palabras. De ojos. De brazos. De piel. De pies que hacen camino al andar.
Ĭ