Papel en blanco

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Contra-Ataque.


El gesto más maravilloso del mundo, es dejar aprender sin imponer ideas.

Vivo, en una sociedad entre límites. Cada paso, está previamente señalizado, y planeado al milímetro. Hace tiempo traspasaron el poder de la sabiduría a necios que creían saber, y vamos retrocediendo. Pocas novedades trascendentales en un mundo de innovación, retraso, que lo llamaría yo. Economía, esa a la que denominan ciencia cuando no hay más ciencia que el saber, y no el inventar.
Vivo, en un mundo cruzado, donde cuatro líderes toman el poder sin dudar, adueñándose de los sueños, de las mentes nuevas que nacen, para hacerse con ellas, creando una burbuja de felicidad, donde cada uno hace lo que se le impuso, aceptándolo sin querellas.
¿Cuándo permitieron esos puros amaneceres que los corrompieran?
Agonizo, ante tanta suciedad, ante los malos tratos consentidos, ante las supuestas grandes cosas que me rodean. No es más que escoria. Unos asuntos sin resolver, porque no conviene; unos intereses depreciados por la individualidad, por la avaricia.
Agoniza también mi más profundo interior, una mente joven cansada de tanta polución, de la hipocresia, de demasiada manipulación. Pobres sobreviviendo en un mundo de dinero. Las calles que pisan mis pies, repletas de desconocidos que buscan un día a día, algún que otro cambio, intercambiar una, o tal vez, dos palabras. Me sorprende que existan miradas que se buscan, que no alcanzan encontrarse. Quizá el miedo, esté en todas las calles, en cada esquina, en todos los rincones y no da cabida a las quejas, a las oposiciones, porque, cada vez, estamos a un paso más atrás de donde habíamos llegado. Y nadie siente que le pertenezca. Nadie hará que cambie. Y todos lo sufriremos.

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