Papel en blanco

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Selfsteem.


Decían que no sabía lo que hacía con su vida, que era un torbellino que no tenía destino. Posaba su mirada en la gente, y de vez en cuando se atrevía a mantener esos ojos fijos en algunas personas. Decían que era difícil de esperar, por no añadir que nunca esperaría, que quien fuera detrás no la encontraría, que no se dejaría embaucar. Decían que se mantenía en los extremos, de la calma podía llegar a la presión en tan sólo un par de horas; también podía quererlo todo y conseguirlo, aunque podía no querer nada y que le llegara. Decían que sólo llamaban a su puerta los desamparados, buscando algo de cobijo, unas palabras más y se marchaban, dejando siempre la puerta entreabierta. Decían que dudaban si volverían, pretendían ser fuertes, que su orgullo rozara el cielo, se equivocaban. Decían que era complicado poseerla, que no habían sido capaces, quizá por un par de horas fuera posible, pero no era algo persistente. Decían que la escuchaban revolotear, andar de aquí para allá, torcía alguna que otra vez su dirección, sin ser esperada se presentaba, y los más privilegiados se sorprendían mas había quien no tenía en cuenta su valía, luego la necesitaban. Decían que solía lucir una sonrisa en su rostro, que estaba preparada para acudir cuando la llamaran, ella nunca molestaba. Decían que era típica, aun sin estar seguros de su brillo único. Decían que no la comprendían, que sólo una persona lo lograba, que esa era su compañera de alma, su apoyo moral cuando la mayoría estaba en contra. Decían que podía ladrar, morder, arañar, esquivar la soledad. Decían, pero no creían en sus posibilidades. Murmullaban que no podría ser realidad, que el esfuerzo es la primera de todas las herramientas que uno necesitaba para alcanzar su objetivo, que la concentración de unos minutos no era suficiente, que la intensidad de esos minutos no contaba si no eran muchos, que no se puede hacer mucho más de lo que se hace en un par de meses, que ahora no era nada necesario.
Ella demostraba que el final de la historia cambiaría, que lo esperado y el azar se fusionaban, que había tormentas donde la televisión y el hombre del tiempo predijeron días soleados, que, en definitiva, común, no era su adjetivo.

1 apreciaciones:

Después de la entrada con la harina esperaba algo más porno, Viky! ;P

 

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